Jueves 03/10/24
Día 10: Pangboche - DingbocheSalida de Pangboche, nublado y frío
Hoy nos levantamos a las 7:00 de la mañana sin despertador. La temperatura son 5 grados centígrados. Hoy Peggy no se dió su respectiva ducha matutina de agua fría por razones obvias.
El Lodge huele al humo de parrilla, que realmente es un pote metálico con incienso en la puerta. A esa hora subo a cargar mi teléfono para poder documentar el día de hoy. Cuando subo al salón, me encuentro con Alfredo editando el video del día anterior para montar en sus redes. El tema de documentar e informar se lo toma muy en serio. Tony le echa broma y le dice que es un Influencer.
Peggy y Alfre tienen un poco de dolor de estómago y están tomando medidas adicionales a las previstas inicialmente. Peggy eliminó bebidas calientes y solo está tomando agua embotellada, se tomó un remedio para dolor de estómago y tiene un par de días desayunando solo pan tostado con mantequilla y mermelada. Yo de momento fino, probando todas las comidas que Alfredo me recomienda y cuidándome de tomar solo bebidas a temperaturas infernales y agua embotellada.
Después de una dilatada mañana arreglando maletas, respondiendo mensajes de WhatsApp y escuchando cuentos de Alfre (hoy sobre la historia de Shiva, Parvati y Ganesha), a las 9:00 de la mañana nos traen el desayuno. Unas deliciosas arepas con semillas, huevo revuelto, mantequilla y queso de ñaak (la hembra del yak). Alfre se lanzó esta sorpresita deliciosa para el desayuno. Y estaba buenísimo. Por supuesto acompañado del segundo masala chía del día, y posteriormente un delicioso té de menta.
Tachi la dueña de la posada que es adorable nos cuenta sobre sus aprendizajes del budismo y me recomienda los vídeos de YouTube de su maestro Mingyur Rimpoche.
Pagamos y salimos a la interperie. 10:45 de la mañana, hoy estamos en modo lenteja. Tenemos por delante 3 horas de caminata y 530 metros de desnivel positivo. Hoy el reto no será la pendiente sino la altitud.
Salimos del pueblo a través de un puente con una montañita de fondo forrada de banderines de rezo. Y comenzamos a caminar por la ladera de la montaña. Pasito a pasito, suave suavecito, como dice Pemba cada vez que viene una subida. Ya el camino no es de piedra ni de tierra oscura, ahora es un camino arenoso, brillante y crujiente. Cada paso es un crunch al oído y los colores del paisaje comienzan a ser más bucólicos (creo que nunca había usado esta palabra), grises, verdes más oscuros, blanco…
Montaña de banderitas de rezo
El aire huele a pino y la brisa fresca quema los cachetes. No hay sol y a los pocos minutos de comenzar a caminar comienza a llover. Todos venimos equipados y nos ponemos un par de capas más, el impermeable, el pasamontañas y el protector del bolso. Seguimos…
Los pasos al caminar se hacen lentos y pesados. La pendiente no es empinada pero sí persistente. Nos pasan un grupo de indios, un grupo pequeño de japoneses, una familia inglesa que vino con 3 niños y muchos porteadores.
Mis respetos a los porteadores. Hombres jóvenes que llevan el peso del mundo en sus cabezas. Flacos, pequeños, jóvenes, con sendas batatas, ojos cansados, silenciosos en el camino y resistentes. Paran a descansar de tanto en tanto y pueden llevar a cuesta desde maletas, puertas, colchones, piedras, maderas, bombonas de gas, cajas de comida, agua y refresco. En resumen son unas máquinas. Parecen hormiguitas en el camino, unos detrás de otros, lento pero seguro. Unos suben en crocs, otros en zapatos de goma y todos con monos de algodón y chaquetas ligeras. Pueden cargar entre 30 y 60 kg por $20 el día ¡Impresionante! Mis respetos para ellos.
Los pasos al caminar se hacen lentos y pesados. La pendiente no es empinada pero sí persistente. Nos pasan un grupo de indios, un grupo pequeño de japoneses, una familia inglesa que vino con 3 niños y muchos porteadores.
Mis respetos a los porteadores. Hombres jóvenes que llevan el peso del mundo en sus cabezas. Flacos, pequeños, jóvenes, con sendas batatas, ojos cansados, silenciosos en el camino y resistentes. Paran a descansar de tanto en tanto y pueden llevar a cuesta desde maletas, puertas, colchones, piedras, maderas, bombonas de gas, cajas de comida, agua y refresco. En resumen son unas máquinas. Parecen hormiguitas en el camino, unos detrás de otros, lento pero seguro. Unos suben en crocs, otros en zapatos de goma y todos con monos de algodón y chaquetas ligeras. Pueden cargar entre 30 y 60 kg por $20 el día ¡Impresionante! Mis respetos para ellos.
En el camino se ven cicatrices en la montaña de las lluvias que azotaron Nepal unos días atrás. Pinos espelucados para abajo y sucios del barro que debe haber traído la montaña.
Hay Yaks y Ñaaks pastando por las montañas, son bellísimos. Son como vacas peludas, muy peludas con cachos en forma de “U” y con cara de panas.
Cicatrices en la montaña
Durante el camino hay unas pocas casitas solitarias acompañadas de terrazas de cultivos. Una de ellas me sorprendió porque estaba destinada a preparar las tortas de bosta de Yak. Al parecer ellos van recogiendo la bosta, la mezclan con paja y la ponen a secar en forma de tortas. Cuando están secas las guardan y las usan como leña. Aquí arriba no hay árboles y subir otro tipo de combustible tipo gas o gasoil es aparatoso y costoso.
Salió el sol justo en la última subida al entrar a Dingboche. No se despejó 100% pero si calentó un poco. Pasamos un par de manis y de repente comenzamos a ver los techos de Dingboche…. Yeiiiiiii
Dingboche
Peggy sigue con un malestar de estómago importante. Y nos paramos en el primer bakery disponible. ¡OH MAR GOT! al entrar lo primero que me impresionó fue un ambiente súper fancy, con sofás blancos, una librería en el fondo y un televisor 55 pulgadas proyectando una serie india tipo los juegos del hambre. Las luces del televisor resultaron bastante hipnóticas y luego de un masala chía y unas galletitas de nueces seguimos nuestro camino a la posada.
Otra cosa que me impresionó en el camino a la posada son unas antenas parabolicas plateadas que utilizan para calentar el agua. Bastante particulares, aquí buscan aprovechar fuentes de energía alternativas.
Y la novedad del día fue probar un té de mantequilla. Un té hecho de un cereal tipo miso, con mantequilla y sal. Parece chicha pero sabe a cotufa. Es interesante, me gustó mucho el sabor. Quizás no lo llamaría té, creo que el nombre de sopa le quedaría mejor.
Al llegar al Lodge nos instalamos en ha habitación. Mientras más arriba más austeras, sobre todo los baños. Esto no es turismo de baños. Estando en reposo Alfre nos midió la saturación de oxígeno en sangre y las pulsaciones por minuto (ppm):
- Yo tengo 83% de saturación y 68 ppm
- Peggy tiene 77% de saturación y 107 ppm
- Alfre tiene 85% de saturación y 88 ppm
Está es una manera de medir el impacto de la altitud en nuestro organismo. Nos estamos aclimatando poco a poco.
A las 16:00 almorzamos sopita de cebolla, calentita y deliciosa. Con crotones de arepa que sobraron de la mañana y queso de Ñaak.
Y al poco rato las nubes se apoderaron 100% el entorno. Hacen 5 grados en el interior del comedor con la calefacción prendida. Pero poco a poco se irá calentando el ambiente (espero). No estoy cansada pero creo que podría acostarme a dormir hasta mañana.
Tony nos llamó para reportarnos que todo está muy bien en la variante que están haciendo. Así que excelente.
Dejo el reporte por el día de hoy y les mando unas fóticos.
El internet a partir de hoy es regulinchi tirando a inexistente. Alfre publicará fotos por Instagram y a veces tendrá señal. A Chispa (mi madre) te escribiré por ahí cuando haya señal.
Sigue a Alfredo Autiero en su red social Instagram:
@alfredoautiero
Lectura anterior:
Expedición #EverestCampBase, Namche Bazar - Pangboche, Día 10
04 de Octubre 2024
https://ambientesostenibilidadve.blogspot.com/2024/10/expedicion-everestcampbase-dingboche.html
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