Maracaibo. El ingenio zuliano quedó demostrado una vez más. Jarvis Roldán, un padre de familia de 52 años y dueño de un taller de metalmecánica, ubicado en plena circunvalación dos de Maracaibo, sorprendió al país al construir un cortaúñas gigante que en medio de la jocosidad, demuestra la capacidad de inventiva de los que nacieron en la tierra del sol amada.
La creación, que ha generado risas y asombro, es también una muestra palpable del potencial del reciclaje creativo y de la economía circular en la región.
Hace 32 años que Roldán tiene su taller, contó que a través de los años no solo fue creciendo, sino que ha reutilizado el material de desecho, principalmente los restos de vehículos livianos y pesados como transmisiones de gandolas, rines y ballestas, para construir sus proyectos.
“Siempre me llamó la atención la metalmecánica. Inventar y fabricar cosas con chatarra o lo que para otros es desperdicio. Comencé con un torno pequeño, luego al pasar los años compré uno más grande y luego hice otro, después vino la fresadora, el cepillo y poco a poco fui armando el taller y aquí seguimos, echándole pichón al trabajo”, relató el padre de familia.
Aunque en ocasiones necesita comprar materia prima nueva para piezas solicitadas por sus clientes —como bujes, piñones o cardanes—, Jarvis apuesta más por la reutilización. A menudo, recorre chatarreras locales en busca de ejes, barras y otros elementos que otros consideran inservibles, pero que él transforma en obras funcionales.
El cortaúñas gigante una vez terminado, formará parte de la exhibición de Jarvis y para el disfrute de sus clientes de la granja Nueva Aventura/Crónica.Uno
Su forma de trabajar encarna los principios de la economía circular, una estrategia productiva y ambiental que busca reducir el desperdicio y maximizar el uso de los recursos existentes.
En lugar de desechar materiales tras su uso, la economía circular propone reutilizarlos, repararlos y reciclarlos, hasta extender su vida útil y reducir el impacto ambiental. Lo que en otros talleres termina como chatarra, en manos de Jarvis se convierte en herramientas únicas, cargadas de funcionalidad y creatividad.
Nueve kilos de ingenio
De un lote de chatarra olvidado en su taller, Jarvis inició este mes un nuevo proyecto: un cortaúñas gigante. Utilizó una ballesta de vehículo que enderezó y moldeó cuidadosamente hasta obtener una pieza funcional y llamativa, con un peso final de 9,6 kilos.
No es su único experimento: ha construido una mesa armable, una segueta y hasta mechas de gran tamaño, todo a partir de materiales reutilizados.
“El cortaúñas es uno más de mis inventos. No sé decirte por qué un cortaúñas, solo se me ocurrió. Ahora me estoy preparando para hacer una remachadora gigante, ya mandé a fundir las piezas, yo no dejo de inventar, siempre tengo mis proyectos”,
Le tomó una semana construirlo, sin dejar de atender su rutina en el taller. Su creación ha despertado el interés y la risa de quienes la ven, y Jarvis lo celebra como parte del valor de su trabajo.
Hace mas de 30 años que Jarvis se dedica a la metalmecánica en su taller donde hacen todo tipo de trabajos de herrería y torno/Crónica.Uno
“La gente me dice que sirve para cortarle las uñas a las brujas o para cortarle la lengua a las suegras, han sacado muchos chistes y es que los maracuchos no solo somos ingeniosos sino que tenemos un gran sentido del humor. Gracias a Dios tengo este talento que también sirve para sacarle una sonrisa a la gente”, explicó entre risas el marabino.
Exhibición de orgullo
Todas sus creaciones están exhibidas en su pequeña granja. Aunque muchas personas se han interesado en comprarlas, él no las vende: son piezas únicas, construidas para su satisfacción personal y como ejemplo de lo que puede lograrse con chatarra y dedicación.
“He hecho columpios con transmisiones, reverberos con rines de gandolas, una mesa armable gigante, mechas y una segueta, todas esas cosas están en la granja, me gusta que la gente los vea y los disfrute. Son piezas únicas que salen de la chatarra a la que quiero seguir dándole utilidad”, explicó.
Su esposa, Yesenia González, de 50 años, lo acompaña en sus labores. Afirma que vivir con alguien tan creativo es una experiencia enriquecedora y una lección diaria de constancia.
Los esposos mostraron orgullosos lo que para ellos es una obra de arte que imprime jocosidad y demuestra el ingenio marabino/Crónica.Uno
“Él nos mantiene orgullosos y a mis hijos felices. Somos ejemplo de una familia pujante que le imprime humor y amor a lo que hace. Por eso lo apoyamos, lo acompañamos y yo trabajo con él siempre. A los jóvenes les digo que hagan las cosas bien, que nos la ingeniemos, como todo maracucho, para salir adelante porque sí se puede”, declaró.
“Hasta que Dios quiera”
El lema de Jarvis parece ser que todo puede reutilizarse. Trabaja con pasión, humor y disciplina. Su mayor deseo: mantener la salud para continuar su labor. “Hay que echarle ganas siempre, aprender de las situaciones y convivir con ellas. Adaptarse y mantener una actitud positiva. Sueño estar aquí hasta que Dios quiera, todos los días me levanto temprano para dedicarme al negocio y jamás dejo de soñar”, asegura.
La semana pasada terminó la lima interna del cortaúñas y mandó a cromar la pieza. Solo le falta la cadenita para completar el detalle final. “Me faltan solo detalles para darle la originalidad que merece y presencia, estoy buscando la cadena de un barco para adaptarla y listo”.
La creatividad de este marabino hizo que su curiosa herramienta se hiciera viral en redes sociales/Crónica.Uno
El hombre, que asegura haber aprendido todo lo que sabe de la vida, le envió un mensaje a los jóvenes para que se preparen y busquen las herramientas dentro del país para salir adelante.
“Jóvenes, no se desanimen, hagan cursos de herrería, de metalmecánica o lo que les guste para que hagan sus proyectos, les aseguro no solo será su entretenimiento sino que tendrán una entrada económica buena”,
Convencido de que la creatividad abren puertas insospechadas, Jarvis Roldán se despidió de Crónica Uno al mostrar el cortaúñas que lo hizo viral, una de tantas piezas que lo llenan de orgullo y que representan, desde su taller, una alternativa viable ante la crisis de desechos.
En un país donde el reciclaje aún no ocupa un lugar central en las políticas públicas, experiencias como la suya ofrecen una ruta posible hacia la sostenibilidad. Roldán no solo reutiliza lo que otros desechan, sino que propone una visión de trabajo donde los residuos dejan de ser problema y pasan a ser recurso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario