¿Qué es la supervivencia circular?
La supervivencia circular es la estrategia de adaptación y sostenibilidad que aplican las MiPyMES para seguir operando y generando valor en condiciones adversas, integrando principios de economía circular, pero desde los recursos que tienen a mano. Es decir, más que una aplicación ortodoxa de marcos teóricos foráneos, es una forma criolla, creativa y realista de hacer circularidad con lo que hay, en el entorno que se tiene, y con los actores que están disponibles.
No se trata de instalar sensores inteligentes o sistemas blockchain, al menos no de inmediato, sino de reducir el desperdicio, extender la vida útil de los materiales, reutilizar envases, reparar equipos, intercambiar recursos con negocios vecinos, y aprovechar residuos como insumos. Es la economía circular desde abajo, nacida no de la abundancia, sino de la necesidad, pero con gran potencial transformador.
¿Por qué es relevante ahora?
Estoy convencido de que en Venezuela, la circularidad no es un “valor agregado”, es un requisito de supervivencia. Las cadenas de suministro son inestables, el acceso a materiales nuevos es costoso y limitado, y el entorno ambiental exige respuestas urgentes. Frente a esto, muchas MiPyMES han comenzado, de forma intuitiva o deliberada, a implementar prácticas circulares: reutilizan empaques, compran materia prima local, reparan equipos en lugar de reemplazarlos y buscan soluciones compartidas con otras empresas.
Sin embargo, esta supervivencia circular aún es fragmentada y no sistematizada como ya lo comentamos en Economía Circular en Venezuela: Retos, Oportunidades y la Necesidad de Conocimientos Locales y en La Transición de las MYPIMES Venezolanas a Modelos Circulares: Un Enfoque Integral hacia la Sostenibilidad Empresarial . Muchas empresas no se reconocen como circulares, ni tienen herramientas para medir, mejorar o escalar sus prácticas. Aquí es donde la capacitación y el acompañamiento técnico se vuelven esenciales.
Capacitar para resistir, transformar y crecer
Un negocio que aprende a identificar sus flujos de materiales, a mapear sus residuos útiles, a pensar en red con sus vecinos, y a diseñar productos o servicios que puedan reutilizarse o devolverse, no solo puede mejorar su rentabilidad y reducir sus costos: también puede fortalecerse frente a las crisis.
Por eso, los procesos de capacitación deben ser realistas, aplicados y profundamente contextualizados. No se trata de enseñar economía circular con PowerPoint y conceptos sin contexto, sino de escuchar las soluciones que ya están emergiendo, sistematizarlas, y dotar a los actores locales de herramientas prácticas para potenciarlas.
La economía circular en Venezuela no se profundizará por la industria 4.0, sino por la innovación criolla, por WhatsApp, el trueque, la recuperación de cartón, los envases retornables y los talleres de reparación que funcionan en los patios de los barrios. Y eso no es una limitación, es una oportunidad para construir un modelo propio, adaptado a nuestras realidades y fortalezas y que no tiene forzosamente que ser de mala calidad ni sordo a la experiencia e investigación internacional.
Acompañamiento más allá de la capacitación
Ya lo hemos dicho, por sí sola, la capacitación no basta. Una de las principales demandas de las MiPyMES hoy es el acompañamiento técnico post-capacitación. Es decir, que alguien los acompañe a implementar, a medir, a probar sus ideas, a conseguir aliados, a resolver obstáculos. Aquí entran en juego las universidades, los centros de I+D+i, las cámaras empresariales, los gobiernos locales y ¿por qué no? los consultores como posibles catalizadores.
La supervivencia circular se fortalece cuando se construyen redes de apoyo, se comparten soluciones, se reconocen mejores prácticas y se crean incentivos. Un mercado que valore lo reparado, lo reciclado, lo local y lo duradero es clave para que estas empresas circulares puedan sostenerse y crecer.
Una visión posible (y necesaria)
Si bien Venezuela enfrenta enormes desafíos, también cuenta con un tejido emprendedor vigoroso, con saberes acumulados, redes de intercambio informal y una cultura de hacer mucho con poco. La supervivencia circular no es solo una alternativa para resistir, es una estrategia para transformar el aparato productivo desde sus bases.
En resumen, las MiPyMES necesitan herramientas adaptadas, procesos de capacitación cercanos y un entorno que reconozca y apoye su esfuerzo por ser sostenibles. Apostar por su formación y acompañamiento no solo es apostar por la economía circular: es apostar por el país que queremos construir desde lo posible, lo tangible y lo real.
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