La mano de Aníbal Isturdes sobre el tocón de un árbol de caucho talado. Foto de Estefanía Salazar, utilizada con su permiso.
Con poesía, caraqueños denuncian la tala indiscriminada de enormes árboles caucho
Este artículo hace parte de la serie Environmental Defenders, organizada por Latin America Bureau y Global Voices.
¿Qué he de hacer como ciudadano para amar y cuidar la naturaleza y el azul cielo mar del verde planeta tierra?
—Aníbal Isturdes, Árboles talados de la Candelaria, 26 de abril de 2025
Aníbal Isturdes, poeta y activista de 82 años de edad, tiene en los árboles de Caracas la capital de Venezuela, la fuente constante para sus versos o la inspiración al taller literario que dirige cada sábado, bajo un árbol histórico en la Biblioteca Nacional de Venezuela.
Pero a veces, la realidad obliga a Isturdes a crear a desde el dolor de los árboles maltratados, como la vista en tres ejemplares de caucho en el ala norte de la Plaza La Candelaria, concurrido punto histórico caraqueño fundado en 1708 y lugar de la iglesia de la Virgen de La Candelaria, donde Aníbal se casó en 1977.
Los tres ficus elastica —nombre científico para los árboles de caucho—, de la altura de un edificio de siete pisos, quedaron reducidos a tres tocones no mayores a 5 metros, tras una jornada de incesantes cortes que empezó a las nueve de la noche del lunes 17 de marzo y continuó sin descanso hasta las seis de la mañana del día siguiente, realizada por una cuadrilla de siete hombres y un camión del tipo cesta, de origen desconocido.
La plaza de La Candelaria, en su día cubierta de vegetación. Archivo público
Los videos y fotos del hecho, de origen ciudadano, causaron indignación entre internautas sensibles al ambiente. Se trataba de un hecho ineludible: Los tres árboles de caucho eran, por su tamaño y frondosidad, vista obligada para los transeúntes de la aledaña avenida Urdaneta, una de las arterias viales clave de Caracas.
José Gregorio Cabello, testigo de los árboles desde su apartamento durante los últimos 25 años comparte:
(Los cauchos) tenían 100 años y estaban sanos. Los tumbaron y nadie consultó a la comunidad. Allí sentábamos a los viejitos para que esperaran para votar (hay un centro de votación en las cercanías) y cualquiera podía conversar, con aire muy fresco.En la noche de la mutilación, Cabello intentó acercarse con una vecina más a la cuadrilla a pedir cuentas sobre lo que pasaba:
(los hombres) nos señalaban con la mano y nos gritaban improperios. No pudimos preguntarles quiénes eran o si tenían el permiso que pide la ley. Pero sí escuchamos al día siguiente comentarios sueltos de otros vecinos sobre la causa: que si era por las ratas —la gente deja basura en las jardineras que circundan a los cauchos— que si los árboles eran urinarios.Desconoce alguna petición comunitaria para la intervención, dato que a su vez confirma Gerardino Barrachini, párroco de la cercana Iglesia de La Candelaria.
Defensores al frente
Tras ver las imágenes que colegas ecologistas le mostraban en sus teléfonos, Aníbal Isturdes decidió convocar vía X/Twitter a una concentración a “toda persona sensible” que quisiera reclamar por los cauchos el 26 de marzo 2025.
El llamado fue respondido por más de 10 defensores ambientales, provenientes de diferentes partes de la ciudad y algunos vecinos, quienes intercambiaron palabras de indignación y posibles acciones de seguimiento, en declaraciones registradas por el portal digital Aporrea.
«Quien atenta contra un árbol, atenta contra un ser vivo (…) tenemos que defender a este ser vivo que nos daba probablemente 200 kilos diarios de oxígeno», un participante expresó.
Luis Sánchez, integrante de la Asociación de Usuarios en Defensa del Parque Los Caobos, un importante parque urbano de Caracas, dijo a los asistentes:
¿Quién de nosotros puede levantar la mano y decir: yo produzco oxígeno? Nadie, solamente los árboles.
Los defensores se reúnen junto a los árboles talados el 26 de marzo de 2025. Foto: Luis Domínguez – Diario VEA, usada con su permiso.
Algunos de los presentes, como Sánchez, decidieron presentar una denuncia formal ante la Fiscalía General. A partir de la vivencia de ese mediodía, Aníbal Isturdes decidió escribir ese mismo día el poema “Árboles maltratados de la Candelaria” donde plasmó sus “lágrimas” por los árboles mutilados. Nadie más se ha vuelto a reunir en torno a los cauchos desde su convocatoria:
¿Qué hay de nosotros?
¿Qué hay de nosotras?
¿Por qué cortan o maltratan árboles cercanos al patrimonio natural intangible de Caracas?
Extracto del poema “Árboles Maltratados de La Candelaria” por Aníbal Isturdes
La pregunta del poeta aún no tiene respuesta oficial. Algunas de las fuentes comunitarias consultadas afirmaron que la cuadrilla pertenecía a la Alcaldía de Libertador (también llamada “Alcaldía de Caracas”), según la ley venezolana responsable del arbolado público.
La Secretaría para Ecosocialismo y Control Ambiental de la Alcaldía de Libertador muestra en sus redes ser la encargada de la supervisión de diferentes árboles del municipio. Su presidente, José Ramírez, acudió personalmente a la protesta del 26 de marzo, en la que rechazó cualquier responsabilidad de su despacho, según declaraciones al diario VEA:
Desconozco. Completamente desconozco. Yo vengo a atender la necesidad, a ordenar, a organizar y a ver cómo nosotros vamos a superar esta dificultad (…) Yo vengo a invitarlos a organizarnos, a atender, a vincularnos.Sin embargo, Ramírez no respondió a comunicaciones escritas enviadas a su despacho para este reportaje. Funcionarios de la Fiscalía 87° Nacional en materia ambiental de Venezuela confirmaron la existencia de un caso abierto sobre los cauchos de La Candelaria, pero rechazaron dar avances sobre el caso.
Datos abiertos: materia pendiente
Para el Programa de Asentamiento de las Organización de las Naciones Unidas (ONU-Hábitat) los árboles urbanos fortalecen a las ciudades del planeta para mitigar el cambio climático. Refrescan las temperaturas y mejoran la salud de sus habitantes.
Casos latinoamericanos como Bogotá, la capital del país vecino, Colombia, ha entendido que los datos actualizados sobre sus árboles, llamado Sistema de Gestión del Arbolado Urbano (SIGAU), deben ser accesibles hasta en los celulares de los colombianos.
Un ciprés (Cupressus macrocarpa) catalogado en la Quinta de Bolívar, Bogotá. Foto de Estefanía Salazar, usada con su permiso.
Pero Caracas no cuenta para la fecha con datos actuales, públicos o privados, que ordenen y presenten la cantidad y calidad del arbolado de los cinco municipios que constituyen Caracas, de acuerdo con el ingeniero agrónomo Eduardo Cudisevich:
La última aproximación a un censo general y arbolado urbano fue hecha por la organización no gubernamental Vitalis en 2014 y a partir de entonces esfuerzos puntuales de censo y reforestación voluntaria de árboles puntuales por parte de comunidades interesadas.Hace una década, Caracas contaba con aproximadamente 1,20 metros cuadrados (m²) por habitante de áreas verdes, según Vitalis. “La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda entre 10 y 15 m² por habitante”.
Sí hay datos más recientes desde la investigación de imágenes satelitales de la ciudad, gracias a la labor de la geógrafa e profesora de la Universidad Central de Venezuela, Karenia Córdova Sáez.
Córdova ha estudiado, desde hace más de 15 años, las características de la “isla de calor” caraqueña: el contraste de temperatura entre los espacios urbanos densamente ocupados y construidos y la periferia rural de la ciudad. Los primeros pueden ser hasta 10°C más calientes que los segundos. Asegura que:
La isla de calor existe en Caracas debido a la sustitución de la cobertura vegetal por superficies impermeables como concreto y asfalto (más otras causas). Implica mayores riesgos de salud, como las enfermedades cardiovasculares y respiratorias.Si bien un solo evento —como la mutilación de los cauchos de la Candelaria— no causa una isla de calor, la parroquia La Candelaria ya vive de la isla de calor caraqueña y sus consecuencias. “Necesitamos ampliar la cobertura vegetal”, considera Córdova.
Mirada de futuro
Hay segunda vida para el arbolado perdido en Caracas, según el biólogo Raúl Pulido, responsable del vivero municipal del municipio Chacao, desde el cual –asegura– adelantan un proceso de censo de sus árboles municipales.
El experto, al examinar personalmente los tres cauchos mutilados de La Candelaria, afirma que:
Esto es una poda severa. No llegó a ser una tala (…) Quienes los dejaron así, no eran expertos: no les aplicaron ningún curativo. Si hubo ratas a sus alrededores, no fue por los propios árboles, sino por la basura que las personas dejan aquí.
Aníbal Isturdes junto a los ficus arrasados. Foto de Estefanía Salazar, usada con su permiso.
Pulido aportó datos adicionales sobre los ficus elastica: no es una especie autóctona de Venezuela, sino traída del Sur de Asia especialmente en la década de los 60 para fines ornamentales dentro de la urbe. Su madera no es adecuada para carpintería, pero sus hojas (muy resistentes) son útiles para la jardinería. Crecen muy rápido, por lo que podrían no tener los 100 años alegados por la comunidad.
Pulido agrega que
Los ficus elastica son de gran belleza: sus troncos principales hacen crecer de forma natural otros auxiliares, como zancos de acróbatas, para sostener el gran peso de su tallo. Con suficiente espacio en jardineras, como la que ya tienen los cauchos de La Candelaria, no rompen aceras o estructuras de concreto.¿Morirán del todo los cauchos de La Candelaria? “Los ficus no volverán a crecer a la altura inicial que tenían: si los dejamos en paz, en un año podríamos verlos plenos de hojas”, opina el experto. El historiador Guillermo Durand, hasta 2017, cronista oficial de la ciudad de Caracas considera que:
Los árboles son también parte de la historia de un país y su preservación uniforme como patrimonio histórico, es una deuda pendiente de las administraciones públicas. En Caracas conservamos árboles históricos —como la Ceiba de San Francisco, en el centro de Caracas— pero también destruimos inexplicablemente ejemplares como los sauces de la Plaza Las Tres Gracias, que está al lado de un Patrimonio Universal de la Humanidad (la Universidad Central de Venezuela).¿Qué necesitamos en 2025 para restaurar y mejorar nuestra cobertura arbórea, en tiempos de cambio climático?
“Caracas es un valle estrecho que fue urbanizado muy rápido, sin criterios suficientes en áreas verdes”, considera por su parte Raúl Pulido. Pero Venezuela ha firmado voluntariamente compromisos climáticos (como el Acuerdo de París de 2015. Opina que:
Para revertir sus carencias en arbolado, hacen falta políticas públicas, personal capacitado y voluntad política, así como ciudadanía involucrada.
Hojas de un Ficus elastica saludable. Foto de Wikimedia Commons bajo licencia CC BY-SA 3.0
Aníbal Isturdes confía en las comunidades con las que por más de 10 años, ha hecho vida en la creación literaria y activismo ambiental, así como en los vecinos que por décadas convivieron con los árboles de caucho de La Candelaria. “Haremos que vuelvan a vivir estos cauchos”, considera.
Sin embargo… aún del ecocidio tasajeado…
surge alegría resiliente de esperanza…
Veo a niños o jóvenes de escuelas y de familias vecinas,
que se acercan a los árboles cortados,
los niños saben que una gotita de amor es cuido hermoso de fe en la vida
de un árbol de sabiduría popular llamado caucho.
—Aníbal Isturdes
Este artículo fue originalmente publicado por Latin American Bureau:
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