- Abrir/cerrar botellas → libera microplásticos.
- Envases plásticos → fuente directa de contaminación.
- 240.000 partículas por litro de agua embotellada.
- Más procesamiento → más migración de plásticos.
- Calor, luz, fricción → liberan más microplásticos.
- Sustituir plástico por vidrio/acero inoxidable.
- Urge tratado global para frenar la contaminación.
Los envases plásticos para alimentos son una fuente directa de contaminación por microplásticos y nanoplásticos, según una investigación reciente publicada en NPJ Science of Food. Abrir una botella, desenrollar film transparente o calentar alimentos en recipientes de plástico puede liberar partículas microscópicas que terminan en nuestra comida y bebida.
Estas partículas no se generan solo por la fabricación del envase, sino por su uso cotidiano: abrir y cerrar tapones, rasgar envoltorios, calentar, lavar o exponer al sol los envases acelera la liberación de microplásticos.
¿Qué son los micro- y nanoplásticos?
Microplásticos: fragmentos de polímeros de menos de 5 milímetros.
Nanoplásticos: aún más pequeños, inferiores a 1 micrómetro.
Tan diminutos que pueden atravesar tejidos del aparato digestivo o respiratorio y llegar al torrente sanguíneo, distribuyendo sustancias tóxicas por todo el cuerpo. Estudios recientes los han encontrado en la sangre, pulmones, placenta, leche materna, e incluso en el tejido cerebral humano.
Impacto en la salud
Una investigación de marzo de 2024 reveló que personas con microplásticos en sus arterias tenían el doble de probabilidad de sufrir un infarto, un derrame cerebral o morir por cualquier causa en los tres años siguientes.
Además, más de 3.600 productos químicos usados en envases y procesamiento de alimentos se han detectado en el cuerpo humano. De ellos, 79 están vinculados a cáncer, alteraciones hormonales y problemas reproductivos.
¿Dónde se encuentran?
El estudio identificó microplásticos en:
- Agua mineral embotellada (hasta 240.000 partículas por litro).
- Té en bolsitas.
- Pescado enlatado.
- Arroz.
- Sal de mesa.
- Refrescos.
- Comida para llevar.
- Alimentos ultraprocesados.
- Calor (por microondas o lavavajillas).
- Luz solar directa.
- Lavados repetidos (como en platos de melamina).
- Fricción mecánica (abrir envases o tapones).
Aunque es casi imposible evitarlos del todo, se pueden tomar medidas prácticas:
- Usar envases de vidrio o acero inoxidable.
- No calentar comida en plástico.
- Evitar el lavavajillas para utensilios plásticos.
- Rechazar plásticos con código de reciclaje n.º 3 (suelen contener ftalatos).
- Llevar bolsas reutilizables, tazas térmicas y cubiertos personales.
Reducir el uso de plásticos en envases alimentarios es una oportunidad clave para avanzar hacia una economía verdaderamente circular y sostenible. Sustituir el plástico por materiales biodegradables o reutilizables puede tener impactos positivos inmediatos:
- Menor liberación de contaminantes en la cadena alimentaria.
- Reducción del riesgo sanitario para millones de personas.
- Disminución de la presión sobre ecosistemas marinos y terrestres.
- Ahorro energético al evitar la producción de plásticos nuevos.
- Fomento de nuevas tecnologías verdes en el envasado y procesamiento.
La transición es urgente y posible. El futuro de la salud pública y del planeta depende de lo que hagamos ahora.
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